Animales en comunidades de vecinos

Es común tener mascotas en comunidades, pero es importante respetar las normas de convivencia.


Ley de Propiedad Horizontal: regulaciones sobre mascotas

La Ley de Propiedad Horizontal (LPH) regula las interacciones entre propietarios en comunidades, sin establecer límites específicos sobre mascotas. Define las reglas de convivencia que deben respetarse en las comunidades de propietarios y cómo se pueden limitar ciertas actividades para garantizar una convivencia pacífica.


Ley de Bienestar Animal y su impacto en comunidades

Esta ley aborda aspectos de convivencia con mascotas en hogares y comunidades, como evitar ruidos molestos y garantizar el bienestar animal. Establece restricciones como la prohibición de dejar a un animal de compañía sin supervisión por más de tres días consecutivos, entre otras normativas para mantener la seguridad y el bienestar de los animales y las personas.


Pueden prohibirse perros en una comunidad?

Aunque la comunidad no puede prohibir mascotas en viviendas privativas, puede limitar su uso en zonas comunes. La posibilidad de prohibir o limitar la presencia de perros y otras mascotas en áreas comunes como jardines o piscinas depende de lo que establezcan los estatutos de la comunidad de propietarios.


Normativas para propietarios de perros

Las normativas suelen abordar el uso del ascensor, acceso a jardines, y la responsabilidad por daños y limpieza. Entre las limitaciones más frecuentes que suelen aprobar las juntas de propietarios se encuentran el uso del ascensor, el acceso a zonas como jardín, piscina o prohibir llevar a las mascotas sin correa o sin bozal.


Cantidad de mascotas permitidas

Las regulaciones locales pueden establecer límites, aunque no hay una restricción fija a nivel nacional. En algunos casos, los ayuntamientos pueden imponer límites al número de mascotas que se pueden tener en casa, como el caso de Madrid, que impuso un límite de cinco perros o gatos en conjunto en 2017.


Gestión de ladridos y ruidos

Los problemas de ruido pueden llevar a reclamaciones por daños morales o patrimoniales, con acciones legales posibles. Los propietarios de animales deben evitar ruidos excesivos generados por sus mascotas que puedan perturbar al resto de residentes, y adoptar las medidas necesarias para evitar que su tenencia o circulación ocasione molestias, peligros, amenazas o daños a las personas, otros animales o a las cosas.